Como premisa fundamental, el vino es una bebida que no se bebe en soledad, sino todo lo contrario: la buena compañía es lo más importante para disfrutar de un buen vino y, darlo como regalo es prueba de una profunda amistad. No siempre el vino más caro es el mejor. Regalar un vino caro nos asegura cierta calidad, pero no siempre es la mejor opción. Por lo tanto, es importante el asesoramiento de un profesional idóneo que nos oriente sobre el terruño, la añada, el origen del vino, el varietal, la bodega y tantos otros aspectos que hacen del vino un mundo apasionante. Además, es muy importante cómo preparar su envoltorio de una forma muy especial, para que realmente sea especial. Es fundamental para el momento en que se decide regalar un vino que sea, tanto para el que lo obsequia como para quien lo reciba, algo único para ambos y, que no sea simplemente una botella convertida en regalo para salir del paso.